Salud Mental

El suicidio reconsiderado.
Más de un siglo después de Durkheim

Navio Acosta, M., & Pérez Sola, V. (2020). Depresión y suicidio 2020. Documento estratégico para la promoción de la salud mental. Sociedad Española de Psiquiatría, Fundación Española para la Salud Mental, Sociedad Española de Psiquiatría Biológica y Janssen de Johnson y Johnson, Madrid.


Adriana Gutiérrez Ramírez1, Jaime Uribe Cortez2



1 Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo.

2 Universidad de Quintana Roo.

Esta obra es producto del trabajo conjunto de la Sociedad Española de Psiquiatría, la Fundación Española para la Salud Mental, la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica y la farmacéutica Janssen, de Johnson & Johnson, con la participación de más de treinta especialistas que han escrito en ella sobre el tema del suicidio y sus rasgos fundamentales como un problema de salud pública. Se trata de un documento que persigue señalar las acciones más eficaces para salvaguardar la salud mental y evitar los suicidios en España, sin excluir a Europa y al resto del mundo.

La coordinación del libro fue realizada por los especialistas Mercedes Navio-Acosta y Víctor Pérez-Sola, quienes la llevaron a cabo como integrantes de la Oficina Regional de Coordinación de Salud Mental y Adicciones, de Madrid, y el Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones, de Barcelona, respectivamente. El libro se publicó en 2020 y, como su título lo indica, constituye un documento estratégico para la promoción de la salud mental.

La obra está constituida por 19 capítulos y un Epílogo, estructurados alrededor del suicidio. El volumen invita al lector a pensar y entender el fenómeno del suicidio desde aspectos multidimensionales. Con ello se pretende concebirlo como un asunto de gran interés psiquiátrico, pero intrínsecamente relacionado con las coyunturas sociales, culturales, políticas y económicas que imperan hoy en el mundo, incluida la pandemia del coronavirus Sars-Cov-2, desatada en 2020.

En tal sentido, en los capítulos uno a cuatro se desarrolla un análisis exhaustivo sobre la dualidad conformada por la depresión y el suicidio. Los títulos de estos capítulos son “Depresión y suicidio: una prioridad de salud pública”, “Magnitud del problema”, “Impacto sociosanitario” y “Abordaje del paciente con depresión mayor”. En ellos se muestra, que no obstante la afirmación del sociólogo francés Émile Durkheim (1858-1917), consignada en su libro de 1897, El suicidio. Un estudio de sociología, en el sentido de que “no es posible ver un loco en cada suicida”, más de un siglo después de tan importante estudio sociológico se debe reconocer que la inmensa mayoría de los suicidios en las sociedades contemporáneas están relacionados con severos cuadros de depresión y que inclusive los suicidios que parecieran escapar a esta situación se vinculan a temas muy importantes de salud mental, los cuales tienen, a su vez, claras condicionantes sociales.

Por su parte, en los capítulos cinco –“Papel de la atención primara en depresión y prevención del suicidio”– y seis –“Abordaje enfermero en la depresión y la prevención del suicidio”–, una de las categorías que más llama la atención es la del riesgo involucrado con ciertas personas y variados factores, el cual subraya la relevancia que poseen la familia y las entidades comunitarias en general para la prevención del suicidio. Los profesionales de la salud, tanto las y los médicos psiquiatras como las y los enfermeros, pueden identificar y enfrentar en los pacientes las señales del pensamiento y la conducta suicidas, con el propósito de evitar que se cometa un acto cuya concepción y planeación atormenta mucho a su agente y por el cual llega a terminar con vida.

En su capítulo siete, “La prevención del suicidio. Claves para su abordaje”, el libro invita a pensar en las características de la atención al paciente de depresión con tendencias suicidas, con la finalidad de identificar las bases del cuidado del mismo y prevenir así un lamentable resultado. No sólo se trata de una cuestión actitudinal; es un problema de salud que se mantiene constante, por lo que requiere de las atenciones y los cuidados adecuados. Dentro de los diferentes elementos para prevenir el suicidio, se pueden identificar aspectos para el diseño de modelos que permitan el monitoreo de conductas suicidas. Con ello se generan propuestas para los distintos niveles de atención y, finalmente, es factible establecer diferentes planes para prevenir el suicidio.

En el capítulo número ocho, “Perspectivas de futuro en el tratamiento de la depresión y la conducta suicida”, se ponderan los tratamientos actuales con base en compuestos glutamatérgicos y gabaérgicos y elementos psicodélicos como la ayahuasca y la psilocibina. En este capítulo se expone cuán profunda es la interacción entre la química del cuerpo humano y la conducta psicosocial, pues una tajante separación entre ambos aspectos implica hoy un enfoque que se ha venido superando lo largo del tiempo.

A su vez, en el capítulo nueve, “Los planes de prevención del suicidio: revisión y propuestas”, se examinan los mismos en un análisis contextual efectuado en las 17 comunidades autónomas españolas, desde Andalucía hasta Valencia, para tratar de lograr una mejora en diversos niveles. A su vez, en el capítulo diez, “Prevención del suicidio en Europa a través de la resiliencia en las escuelas”, se destacan la posibilidad y la necesidad de implementar un plan de prevención del suicidio, de manera generalizada, en centros educativos europeos, poniendo en práctica líneas de investigación que consideren como base fundamental la resiliencia o bien la capacidad para superar los embates del pensamiento y la conducta suicidas.

En el capítulo once, “Biomarcadores en depresión y suicidio”, se estudian los marcadores biológicos de estas realidades, cuyo tratamiento en pos de un equilibrio bien pudiera contribuir a que los pacientes superen la depresión y la exposición al suicidio. Se menciona que los biomarcadores más destacados tienen que ver con la inflamación de ciertos componentes orgánicos, con la síntesis del triptófano y con el denominado “estrés oxidativo”.

Profundizando en el análisis del complejo fenómeno del suicidio, en el capítulo doce, “Atención a familiares y allegados de pacientes por suicidio”, se abordan las cuestiones relacionadas con la atención a familiares y allegados de las personas que se han suicidado. Tal es un aspecto sociológico de este hecho al que apenas aludió el primer estudioso de tan relevante dimensión, Émile Durkheim, en su libro clásico de fines del siglo XIX, aspecto que hoy urge atender con puntualidad porque corresponde a la enorme estela de malestares psicológicos que deja tras de sí todo suicidio. Se examina a cuántas y cuáles personas suele afectar éste; cómo es el duelo peculiar por el suicida; qué tipo de atención debiera dársele a quienes sobreviven un suicidio; cómo superar el estigma personal y familiar que afecta a quien se suicida; etcétera.

En el capítulo trece del volumen se menciona al viejo clásico sociológico francés, pero en el novedoso contexto de los grupos sociales más vulnerables frente al suicidio, dada la clara conexión que tiene con la depresión psicológica. Entre esos grupos destacan los más sometidos a la violencia de género y a la exclusión social. No únicamente las mujeres en general, o bien las personas sin hogar o ex convictas, sino, en concreto, quienes integran la heterogénea comunidad LGTB+. Esta comunidad jamás hubiera sido considerada en los tiempos de Durkheim, pero ahora constituye una de las facetas más ostensibles de la dimensión social que guarda el suicidio.

Continuando con esa misma temática social del suicidio, el capítulo catorce aborda la depresión y el suicidio en la “población infanto-juvenil”, es decir, las niñas y niños y las y los jóvenes. Se analizan los factores biológicos, ambientales y socioculturales de este tipo de suicidio y se considera la prevalencia de ambos fenómenos según el sexo y la edad, pero sobre todo las condiciones del diagnóstico y el tratamiento que pueden evitar esta clase de suicidios.

En el capítulo quince se vuelve a Émile Durkheim, cuando se aborda otra población vulnerable en riesgo continuo de suicidio y depresión. Aquí nos referimos al caso de las personas de la tercera, cuarta o hasta quinta edades. Los enfoques han cambiado mucho desde los tiempos de El suicidio, pues ahora se tiene mucha más conciencia y conocimiento de los problemas de salud, físicos y mentales que suele padecer la población geriátrica.

Después de examinar en el capítulo 16 lo que este libro denomina las “patologías duales”, en su relación con el suicidio, el capítulo 17 explora la temática de las modernas tecnologías como un auxiliar presente y futuro para el diagnóstico y el tratamiento de la depresión y el suicidio. A su vez, el capítulo 18 recupera el tema de la atención a las familias de suicidas potenciales o reales, tanto como su entorno y sus sobrevivientes, tras los casos trágicos de suicidio. El capítulo 19, “Prevención del suicidio en los medios de comunicación”, alude a la muy importante temática de los medios de comunicación de masas, tan potenciados y relevantes en la actual era de la Internet, destacando que dichos medios resultan capitales tanto para prevenir como para orientar la concienciación y el tratamiento de la depresión que pudiera conducir al suicidio.

Por último, en el Epílogo del volumen se dio espacio para abordar el gran problema global de la pandemia de COVID- 19 en cuanto nuevo reto con respecto a la temática de la depresión y el suicidio. Como se sabe, esta pandemia ha sacudido al mundo entero de manera profunda y es seguro que dejará sentir sus efectos por muchos años venideros, de manera tal que hay que tener muy en cuenta sus múltiples aspectos pues incidirán en la problemática que aborda este libro. Una vez resuelta la amenaza viral por medio de las vacunas y los tratamientos específicos que logre descubrir la avanzada ciencia contemporánea, quedará todavía aquella otra de las negativas secuelas psicológicas presentes en sectores inmensos de la población mundial. Por todo ello, la depresión y el suicidio seguirán planteando un problema de salud pública de primer orden en todos los rincones del planeta.

Hoy es bien sabido que el suicidio conlleva siempre un importante ingrediente social, pero también lo es que siempre va aparejado a dolencias y malestares psicológicos que tampoco es posible, ni conveniente minimizar. El viejo Durkheim acaso tenía razón en el sentido de que no todo suicida evidencia siempre un desequilibrio emocional o mental agudo, pero también es cierto que no existe un suicidio que ocurra como una mera operación o cálculo lógico y racional, apartado por completo de condiciones de estrés, angustia y, desde luego, de depresión clínicamente identificable. Por ello, la aportación de este libro de reciente aparición es en extremo valiosa y equivale a una muy clara muestra de la aproximación que en la actualidad pueden hacerse al siempre relevante y enigmático tema del suicidio.